La tragedia sucedida en
la madrugada del 1 de Noviembre en Madrid Arena nunca se me olvidará, y no es
porque estuviera en la fiesta de Halloween celebrada en el recinto, si no por
las cuatro chicas que han pasado a ser ángeles en el cielo.
Recuerdo como entre
sueños empecé a escuchar sirenas de ambulancias, me desperté desconcertado y me
puse a mirar por la ventana, algo estaba pasando pero no veía nada. Estuve un
tiempo despierto dándole vueltas a la cabeza, no se, tenía una sensación rara,
pero por nada del mundo me esperaba lo que esa misma mañana iba a leer en los
principales periódicos del país. A partir de entonces, comencé a pensar en el
sufrimiento de las familias, en que estarían pensando, que estarían sintiendo.
La noticia era
concisa, tres jóvenes han muerto y dos están en estado grave a causa de una
avalancha que tuvo lugar en una fiesta de Halloween en el recinto Madrid Arena.
Posteriormente supimos que una cuarta chica, Belén no resistió, perdiendo
desgraciadamente la vida. La verdad es que no me lo podía creer, me parece
irreal e imposible que estos hechos ocurran en el siglo en que vivimos. Donde la
seguridad de las personas está por encima de todo, y más en este tipo de
eventos.
Analizando a día de
hoy esa noche, se pueden concretar fácilmente varios fallos, entre los muchos,
que llevaron al triste desenlace y que se deberían haber estudiado antes de
abrir las puertas del recinto.
El primero, es la
avalancha, una bengala lanzada pudo desatar en el interior del recinto escenas
de pánico, pero según apuntan algunos testigos, la avalancha ya se había
producido, aunque la bengala pudo incrementar la presión de los que en esos
momentos se encontraban en la planta de abajo. He visto videos donde me he
quedado sin palabras al observar como una persona era capaz de encender un
petardo que se eleva varios metros del suelo, provocando el miedo de los
asistentes, parece mentira que a alguien con dos dedos de frente se le pase por
la cabeza lanzar un cohete con tanta gente a su alrededor.
También he podido observar en distintos videos como se
lanzaron hasta dos bengalas desde el primer piso del recinto, creando una nube
de humo, donde se podía llegar a pensar que había fuego, no tiene sentido
lanzar dos bengalas ¿para que? Esta más que claro, que no se realizó ningún
tipo de registro a la entrada del espectáculo. Podríamos haber entrado con un
bazoca si hubiésemos querido.
El segundo falló fue
la sobreventa de entradas, el aforo real de la “Halloween Music Park”, es una
de las piezas claves de la investigación policial. Pero de lo que si están
seguros los agentes es que en el interior del Madrid Arena, esa madrugada,
había bastante más gente que las confesadas 9650 personas que habrían comprado
su entrada, según la organización. Personalmente desde que empecé a ver los
videos subidos a YouTube, pude comprobar con certeza que el aforo era superior
a 10000. Actualmente la policía esta utilizando la técnica de las
manifestaciones para saber cuanta gente hubo en la fiesta, consistente en
reunir fotografías, para tratarlas con programas 3D. Se han escuchado cifras de
20000 personas. ¿Tiene sentido vender hasta 20000 entradas en un aforo de
10000?, ahora se habla del botellón exterior, donde la gente esperaba el
comiendo del espectáculo, pero yo pienso que no se colarían mas de 100
personas, el resto tenían su entrada mal numerada.
El tercer error fue
la precaria seguridad en el interior del recinto, tan solo dos médicos para
todos los asistentes, tocaban a un medico por cada 10000 personas. La ausencia
de la Policía
Municipal convirtió el Madrid Arena en un macro-botellón
descontrolado y desprotegido ante cualquier suceso. Cuando ocurrió la
desgracia, ni había medios para ayudar, ni se pudo contactar con ellos por la
falta de cobertura.
El cuarto error, lo
atribuimos a los vigilantes de seguridad, las personas encargadas de velar por
el orden y la seguridad en el interior de la sala, no eran profesionales de la
seguridad. Realmente viendo varias veces las imágenes del tapón, se puede
comprobar perfectamente que no estaban preparados, no sabían que hacer. La
empresa Kontrol34 pagaba 6 euros la hora, cuando en este tipo de trabajos se
cobra el doble. ¿Tiene sentido recortar, cuando están en juego vidas humanas?
El último error, y no
por esto menos importante, fue la presencia de menores en la fiesta, de hecho
una de las víctimas tenía 17 años, y no parece una excepción, cuando por medios
de comunicación hemos comprobado testimonios que aseguraban que había muchos
menores en la fiesta. Es un error gravísimo no pedir DNI a la entrada de una
fiesta de este tipo, además se vendía alcohol en el interior del recinto, algo
terminantemente prohibido.
Ayer, cuando empecé a escribir este relato, vi
como Tania, hermana de Katia (una de las fallecidas en el Madrid Arena),
escribía lo siguiente: “Abriré cada día
de mi vida la puerta de tu habitación para ver si has vuelto. Te quiero.” Cuando lo leí, sentí como mi estomago se
contraía y el corazón empezaba a acelerarse, sin palabras.
A las once de la noche, la fiesta arrancó
oficialmente, la mayoría de las personas se divertían en el enorme botellón,
desde la entrada de la Casa Campo ,
hasta el parking que existe en frente del Madrid Arena, se calculan de 3000 a 4000 personas en el
exterior. Para ello, la policía municipal desplegó a un oficial, un sargento,
un cabo y 17 agentes en labores de control y vigilancia del perímetro exterior
del pabellón. Calculando por lo alto, un policía por cada 1000 personas entre
el espectáculo y el botellón, y eso que lo midieron como si fuese un evento de
peligrosidad alta.
La seguridad y control de acceso al recinto,
corresponden a la empresa contratada por Madrid Espacios y Congresos, gestora
del Madrid Arena. Seguriber tiene a 35 de los 38 empleados para la ocasión en
las entradas y labores de requisa. ¿Qué pasó?
Pero el botellón continua durante la madrugada
como si fuera totalmente legal, nadie impide nada, nadie controla nada, en
definitiva nadie hace nada, el botellón esa noche era legal. A las tres de la
madrugada, Steve Aoki (Dj estadounidense con gran fama) comienza el
espectáculo, lo que provoca una entrada al pabellón en masa, que según
testimonios, apenas se controla, es donde empieza a colarse gente y a
masificarse los pasillos, donde unos salían y otros entraban.
A las 4:07 de la madrugada, se produce la
avalancha, fuera se corre la voz de que Aoki va a comenzar, cientos de personas
(según el atestado, donde evita dar cifras del aforo por ser prueba pericial),
saltan los tornos de entrada, sin tique, y corren hacia el interior del
pabellón, el control de acceso es insuficiente y todo se desborda,
desgraciadamente empieza la tragedia.
Multitud de personas toman el pasillo hacia
uno de los vomitorios habilitados (hay nueve en total, pero solo dos abiertos),
las víctimas se topan allí con los que han entrado en masa, y con quienes bajan
apresurados por las dos escaleras que comunican el anfiteatro superior del
corredor, con el objetivo de no perderse la actuación de Aoki. Se juntan dos
corrientes opuestas de unas cien personas. Katia, Belén, Teresa, Rocío y
Cristina, caen al suelo y, en un efecto dominó a la inversa, las sepultan
decenas de jóvenes. Los tres o cuatro vigilantes de la zona se ven desbordados
ante la avalancha. Uno de ellos rompe de un golpe la puerta de la sala de
dopaje que está justo al lado y se ve el fogonazo de otro petardo. La gente
grita, desesperada. Son las 4.07 horas, y un chico realiza la primera llamada
al 112: “Hola, llamo desde el Madrid Arena. Se ha producido una avalancha. Hay
gente en el suelo, y varios vigilantes están reanimando a unas jóvenes...”.
El Samur es avisado por la organización a las
4.12. La Policía
Municipal envía un refuerzo de otros 24 efectivos y 80 de la Nacional se suman.
La fiesta acabó a las 6:00, la mayoría de la
gente no se ha enterado de lo sucedido, la policía comienza la discreta
evacuación. A las 7:10 se informa de lo ocurrido a los medios.
Hoy mismo el juez que lleva el caso ha
imputado al edil del Ayuntamiento de Madrid Pedro Calvo, responsable desde
enero de 2012 de la empresa municipal Madrid Espacios y Congresos; al
organizador del evento Miguel Ángel Flores, el cual firmó el 24 de Octubre un
contrato de alquiler del pabellón Madrid Arena con la empresa Diviertt, quien
comunicó al Ayuntamiento tras la tragedia que había vendido 9650 entradas para
un aforo máximo de 10700; y a los encargados de seguridad Seguriber y Kontrol
34. Según fuentes con acceso a las cámaras de seguridad aseguran que, esa
noche, empleados con petos amarillos recogían las entradas en cajas que luego
llevaban a un destino desconocido. La sospecha de otras fuentes consultadas es
que pudieran haberse revendido ¡¡¡¡¡¡ JUSTICIA YA!!!!!!!!
Ahora todo es silencio, recuerdos y tristeza,
cuatro jóvenes se han convertido en ángeles. Desde aquí quiero mandar ánimos
para las cuatro familias de las chicas fallecidas y también para la familia de
Teresa, quinta chica que lucha por seguir con vida.
Es necesario llorar por todas ellas, pero
también tenéis que sonreír por lo que os rodea.
MUCHO ÁNIMO.
A.E.C.