lunes, 4 de febrero de 2013

LA TRAGEDIA DEL CHALLENGER.





Hoy quiero remontarme al año 1986, concretamente al día 28 de Enero, una fecha que nunca se olvidará en la historia de la aeronáutica por su fatal desenlace a 15.000 m sobre el océano Atlántico.

Siete astronautas perecieron a bordo del trasbordador espacial Challenger de la NASA a los 73 segundos del inicio del despegue. Tras una espectacular explosión, el compartimento donde viajaba la tripulación, salió disparado intacto en una bola de fuego y continuó ascendiendo otros 5 kilómetros mas, antes de caer al vacío.

El descenso sin control no duró mas de dos minutos, no hubo paracaídas ni nada que frenase el inminente impacto contra el mar. Para colmo, a bordo del Challenger se encontraba Christa McAuliffe, una profesora de New Hampshire que había ganado el concurso nacional “Un Profesor en el Espacio”, convirtiéndose en la primera civil que volaba en una misión espacial. La causa de la catástrofe se determinó rápidamente: las temperaturas inusualmente bajas la noche previa al lanzamiento causaron porosidad en los aros de goma que sellaban una junta entre segmentos del cohete impulsor.


Ésta es la información que más o menos se manejó en aquella época para explicar a través de los medios de comunicación la tragedia de transbordador Challenger. Pero ¿qué paso realmente? y ¿cuáles fueron los mitos del desastre?


Los accidentes no pasan porque si, siempre suelen ser una cadena de desafortunados hechos que desembocan en uno mayor. Para llegar a entender lo que le pasó al transbordador espacial Challenger, una de las mayores tragedias de la historia de la exploración espacial, hay que comprender la situación en que ocurrió todo.

La misión STS-51-L era la número 10 del transbordador, había mandado 51 astronautas al espacio en 9 misiones sin ningún tipo de problema. Es importante citar, que el despegue fue retrasado en varias ocasiones por condiciones meteorológicas adversas.

 Si es verdad que la noche anterior al lanzamiento, las temperaturas cayeron de una forma poco habitual en Florida, hasta llegar a un grado bajo cero. Lo que hizo preocupar sobre manera al constructor de los cohetes de combustible sólido de la nave (los dos cohetes blancos de los lados), porque decía que las bajas temperaturas podrían haber dañado uno de los componentes más importantes del cohete, los anillos de sellado (juntas tóricas). Después de una conferencia mantenida esa misma mañana, los responsables, tanto de la NASA como de la compañía constructora, decidieron dar luz verde al lanzamiento, a pesar de los continuos avisos por parte de los ingenieros, que volvían a repetir que no era viable el despegue por las bajas temperaturas acontecidas.

 Otro detalle que si se observó mediante la cámara infrarroja usada por el equipo de inspección que verifica la torre cuando el tanque de combustible está ya cargado, revelaba temperaturas en el cohete derecho de 13 grados bajo cero. Pensaron que se debía al hielo que se formó alrededor del tanque. Optaron por retrasar una hora el despegue, hasta que se deshizo el hielo.

 Es importante comprender como funcionan estos cohetes de combustible sólido para saber que pasó.

Lo primero, es que en realidad no es un cohete completo, está formado por 6 secciones que están unidas entre sí por las llamadas juntas tóricas, piezas extremadamente críticas. Esto significa para los procedimientos de la NASA, que si se cree que el anillo primario puede estar dañado, no se confía en el segundo, abortando por lo tanto el lanzamiento.

 Debemos tener en cuenta, que una vez que estos cohetes se encienden, ya no se pueden parar. Por eso, los ordenadores de a bordo del transbordador solo los encienden justo cuando la cuenta atrás llega a cero, hasta ese momento, el lanzamiento se puede parar, en caso contrario ya no hay vuelta atrás.
 Para encender los cohetes, se dispara una llamarada desde la parte superior del mismo que enciende el combustible que hay en su interior. La presión del cohete pasa de 0 a 100% en solo 0.001 segundos.


 Una vez encendidos, los gases calientes del acelerador derecho empezaron a salir al exterior, tal como advirtieron los ingenieros, las juntas tóricas no estaban sellando adecuadamente los segmentos de los aceleradores, la junta primaria no estaba en su posición correcta debido al frío. Si os habéis fijado alguna vez en las imágenes, podéis comprobar como en el momento del despegue la nave cabecea, se bambolea un metro de lado a lado, y esto lo hace nueve veces, una por cada escape de humo negro del estanque SRB derecho.
 A los 2,5 segundos del despegue, se aprecia como el escape desaparece, se cree que la grieta quedó temporalmente sellada a consecuencia de la escoria de aluminio que contiene el humo procedente de los acelerados, y causante de la estela que deja el cohete.
Pero al minuto del despegue, las cámaras vuelven a detectar fuga de gases, apreciando una llamarada que emerge del acelerador derecho. Poco después la llama abre una grieta dejando escapar el combustible por la misma, esto produjo la desintegración del Challenger.


 Pero realmente el Challenger no explotó como se solía decir en la época, en realidad esta explosión consistió en la rotura del depósito principal, liberando gran cantidad de oxígeno e hidrógeno líquidos que generó la nube tan impactante que hemos visto muchas veces en las imágenes de la catástrofe.
 También comentar, que los dos aceleradores sobrevivieron a la desintegración y siguieron funcionando hasta que se decidió su autodestrucción desde la tierra a los 110 segundos del despegue.

Uno de los muchos mitos asegura que los tripulantes murieron en el instante de la tragedia, pero según lo explicado anteriormente, podemos deducir que esto no es cierto, ya que no hubo ni explosión ni onda expansiva. Los tripulantes murieron a consecuencia del impacto de la cabina a más de 300 km/h contra el mar. La violenta colisión anuló cualquier esperanza de vida para los tripulantes.

En realidad, con los conocimientos actuales y con un poquito de sentido común, el incidente se habría podido evitar, y no convertirlo en una cortina de humo sobre los hechos reales que llevaron a la muerte a la tripulación. La NASA funciona así.



A.E.C