Todos hemos oído a veces y en diferentes ámbitos y lugares a personas que defienden de una manera más o menos clara el franquismo. Gente de mediana o avanzada edad, que añoran ciertas cosas del pasado, como por ejemplo la seguridad ciudadana, frases típicas que todos hemos escuchado… “si estuviera Franco, esto no pasaba”. Pero también hay gente joven que no han conocido el franquismo o no tenían uso de razón para analizarlo, y sorprendentemente opinan lo mismo, quizá por reflejo de lo que han oído a sus padres.
Bien, esta es la situación que todos conocemos, gente que defiende el franquismo y no lo recuerda como una mala época argumentando vivienda barata y seguridad ciudadana, otros más originales hablan de la moral pública, los despidos o el futuro de los licenciados.
De los muchos que no hemos vivido la época franquista, si que ha existido una serie donde se ha demostrado como eran las vidas de las familias españolas después de la guerra civil y durante la dictadura. Hablo por supuesto de ”Cuéntame como pasó”, donde se ven claramente varios puntos de vista sobre el régimen, por ejemplo la familia Alcántara no apoya el cambio hacia la dictadura, pero si lo hacen otra serie de personajes principales.
Todos los españoles fueron sometidos a la dictadura de Franco cuando terminó la Guerra Civil española, que duró 36 años (1939 – 1975). Francisco Franco poseía el alto mando supremo del Ejército y los dos poderes políticos básicos: legislativo y ejecutivo. De esta forma, Franco podía hacer las leyes, aprobarlas, promulgarlas y, al mismo tiempo, controlar su aplicación. A lo largo de este periodo, el caudillo gobernó el país de acuerdo a sus peculiares ideas políticas.
En primer lugar, tenía una obsesión propia de su formación militar, el mantenimiento del orden público. A esto habría que añadir un nacionalismo español exacerbado, del cual derivaba una concepción absolutamente unitaria y centralista del Estado español. Creía, además, en un catolicismo tradicional muy arraigado, en el que debía basarse todo el sistema de valores de la sociedad española. Finalmente, hemos de destacar su militancia anticomunista, que serviría, a su vez, de motivación para el alzamiento de 1936.
De cara a la política, la dictadura basó su sistema político en la estricta prohibición de los partidos políticos, unida a una brutal represión contra los que habían apoyado a la República. En 1937 se había establecido el partido único, la FET de las JONS, que vino a denominarse el Movimiento Nacional. Sin embargo, dentro del régimen y bajo una completa subordinación al Caudillo, hubo diferentes familias políticas, es decir, grupos con diversa sensibilidad política que trataron de influir en las decisiones tomadas por Franco.
Los falangistas, inmersos en la Falange, ya no tenía nada que ver con el pequeño grupo fascista creado por José Antonio. Ahora los falangistas se hallaban integrados en un partido único, bajo el liderazgo absoluto de Franco. Su principal función fue el control de la vida social y económica del país a través de diversas instituciones del régimen: el Frente de Juventudes, la Sección Femenina, y la Organización Sindical.
La Falange jugó un rol importante en los primeros momentos de la dictadura. Tras la derrota de las potencias fascistas del Eje en 1945 pasó a tener un papel más secundario.
Otro grupo importante fueron los militares, que tuvieron prestigio y poder político, pero estuvieron completamente subordinados a Franco. Colaboradores militares importantes del dictador, fueron por ejemplo Carrero Blanco.
Los católicos también jugaron un papel importante en las decisiones de Franco, muchos procedían de instituciones religiosas como el Opus Dei. Tras el concilio Vaticano II, empezó a notarse un distanciamiento entra la dictadura y la Iglesia.
Por último, los monárquicos también influenciaron de forma secundaria a las decisiones del Caudillo, desapareciendo como fuerza política relevante. Pese a que Franco se negó a ceder la jefatura del estado a Don Juan de Borbón, hijo de Alfonso XIII y padre de Juan Carlos I, muchos monárquicos colaboraron con la dictadura, especialmente en los primeros años del régimen.
Con este panorama, y en plena postguerra la situación, como os podéis imaginar, era un caos. Mucha gente joven ahora defiende de una forma u otra las ideas de la dictadura, porque se basan en los últimos años de la misma, finales de los 60 o principios de los 70. Debemos saber que en estos años el franquismo ya era una dictadura muy suavizada por los acontecimientos internacionales y poco tenía que ver con las primeras etapas de la misma. Si somos un poco sinceros con nosotros mismos, podemos llegar a la conclusión que una dictadura nunca puede traer nada ventajoso para un país.
La primera etapa de la que hablaba anteriormente, fue la originaria del franquismo, consecuencia directa del alzamiento militar contra la Segunda Republica.
El régimen tenía como fundamentos la defensa de los privilegios de los grandes propietarios españoles, la implantación del catolicismo como religión oficial y controladora de la moral, y por supuesto el ejército como columna vertebral de la nación. Está claro que Franco se rodeó de elementos imposibles de romper y los utilizó como quiso. Se calcula que 150.000 españoles fueron víctimas de la represión franquista en la guerra y en la postguerra, y no hablo de muertos en el frente.
Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial con la victoria de los aliados, el régimen franquista temió por su futuro, llegando a pensar que las potencias aliadas podían “liberar” España. Esto hizo que la represión política parase en seco, absolviendo a todos los condenados a muerte a partir del año 1943.
Las potencias internacionales bloquearon de forma diplomática al franquismo y el régimen terminó encerrándose a si mismo, entrando en un proceso de auto suficiencia. Con esto no quiero decir que el régimen no siguiera siendo duro y represivo, pero si era mas discreto. Estos años fueron años de hambre y miseria y el país tenía muchas dificultades económicas. España en los años 50 tenían un nivel económico similar al inicio de la Guerra Civil, no había progreso ninguno con el régimen impuesto. Esto frente al crecimiento imparable de Europa hizo que el franquismo cambiara radicalmente de política, entrando en el gobierno numerosos tecnócratas.
La última etapa del franquismo se caracterizó por la apertura económica, el boom del turismo, los pactos con EEUU, las divisas de los emigrantes, etc., que provocaron un gran crecimiento frente al desastre anterior. Como anteriormente comentaba, en este periodo el régimen se fue suavizando, permitiendo vagas liberaciones de costumbres, en parte por la presencia del turismo en España. En estos últimos años la oposición empezó a ser casi tolerada.
En 1969 el caudillo nombró al príncipe Juan Carlos como su sucesor a título de rey, lo cual implicaba la restauración de la monarquía en España.
Con el inicio de la actividad terrorista de grupos como ETA o el Frente Revolucionario Antifascista y Patriota FRAP, se llevó a cabo un último esfuerzo de represión que culminó con sentencias de muerte para once terroristas (ocho del FRAP y tres de ETA), de los que, finalmente, el 27 de septiembre de 1975, fueron ejecutados cinco ya que el gobierno, en una reunión presidida por Franco el día anterior, decidió no ejecutar a seis de los condenados a muerte, dos mujeres (por estar embarazadas) y cuatro hombres.
La noticia de las ejecuciones provocó una fuerte reacción internacional (antes de la misma, muchos gobiernos y personalidades como el Papa Pablo VI, habían pedido clemencia). Quince países europeos retiraron sus embajadores, fue asaltada la embajada española en Lisboa, se produjeron multitudinarias manifestaciones en las principales ciudades europeas y se cortaron las comunicaciones telefónicas y telegráficas con varios países.
Tras estos fusilamientos, que aislaron nuevamente a España del contexto europeo, Franco contrajo una enfermedad a consecuencia de la cual falleció tras una larga agonía, en Madrid, el 20 de noviembre de 1975. Juan Carlos I hereda la jefatura del estado y, en contra de lo planeado por el dictador, la democracia se reinstaura a su muerte, en un proceso conocido como transición.
Tengo que aclarar que lo que he escrito acerca de la dictadura no lo he vivido, simplemente me he documentado y he plasmado lo que conocía mediante libros de historia, documentales, películas e incluso series. Hay opiniones de todo tipo sobre la dictadura de Franco. Personas con las que he hablado me contaban que fue uno de los mejores gobiernos que ha habido en España, otros me decían que no niegan que Franco matase a gente, pero que los republicanos hubiesen hecho lo mismo, otros simplemente dicen que Franco inventó la seguridad social y que evitó que España entrase en la Segunda Guerra Mundial.
Pero también hay gente que no opina lo mismo, ninguna dictadura fascista o comunista es buena. Vivimos en un mundo libre y no se puede encarcelar y fusilar a la gente simplemente por expresar sus ideas. Pienso que la mayoría de la gente joven apoya una cusa u otra dependiendo si sus familiares lucharon en uno u otro bando para defender o no la dictadura. Es difícil llegar a un acuerdo sobre si el franquismo fue bueno o no, pero seamos sensatos y valoremos las consecuencias de una dictadura. Poneros por ejemplo que mañana se estableciese una dictadura en España. Para aquellos que la defienden, ¿cómo afrontaríais el cambio sabiendo que vivís en una democracia?
4 comentarios:
Franco sólo ayudaba a los militares leales y a la jerarquía eclesiástica. De los pobres ni se preocupaba. El sólia decir: "Haga como yo, no se meta en política."
-- Laura --
Buen tema y toda la razon del mundo, todavia hay quien dice lo de con franco estas cosas no pasaban...1 abrazo-
^Pier^
el mejor español de la historia , terror de los rojos , sociatas y comunistas. Si viviera , ya fuese limpiado toda la mieerda que tenemos ahora en España.
Soy Lala (Madrid).
Durante el franquismo la gente de bien no tenía nada que temer.
Eso sí, traidores y cacos, lo hubiesen tenido muy difícil, cosa que ahora florecen en nuestra mierdocracia por doquier amparados por una Justicia podrida de corte cada día más progre e izquierdosa.
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