Existe una leyenda sobre el transcurso de la construcción de la Casa de Correos. En 1768 reinando Carlos III, se ordenó levantar el edificio y empezaron los primeros problemas. Algunos de los obreros aseguraron ver al propio Diablo entre sus cimientos. Éste les decía que estaban siendo unos traidores por construir un edificio a las órdenes de un francés, Jacques Marquet, y que traicionaban a la patria y a su fe con Dios. Toda esta cuadrilla de obreros que vivieron esta farsa abandonó la obra. Esto se produjo por un problema que tuvo Ventura Rodríguez para la obtención del trabajo, ya que en el momento de la concesión del proyecto, éste fue encargado a Jacques Marquet. Muchos madrileños se opusieron a esta idea del monarca naciendo con ello la leyenda anti-francés.
Un reloj imperecedero desde hace más de 140 años. El 6 de noviembre de 1866 su creador, el relojero leonés José Rodríguez Losada, comenzó a montarlo bajo la atenta mirada madrileña, era inmenso, bonito y venía de Londres. El liberal exiliado Losada lo fabricó allí para posteriormente regalárselo a la reina Isabel II y al pueblo de Madrid. Al colocarlo en la sede del Ministerio de la Gobernación, dio lugar a muchas burlas porque no funcionaba del todo bien. No tardaron en sacarle coplas. Hemos recogido una de ellas que tiene gracia:
que hay en la Puerta del Sol,
dijo un turco a un español,
¿Por qué funciona tan mal?
Y el turco con desparpajo
contestó cual perro viejo:
este reló es el espejo,
del gobierno que hay debajo.
Hablando de la maquinaria, comentan los expertos que es de gran precisión, se puede cambiar cualquiera de sus piezas sin tener que desmontar el reloj. El reloj de la Puerta del Sol sigue sonando casi siglo y medio después, entre campadas y cuartos, éstos últimos tienen gracia sobre todo el día de Nochevieja, que a pesar del tiempo que llevan tintineando seguimos haciéndonos un lío, entre campanadas, uvas y cuartos.
También se dice de él que es uno de los más precisos del mundo, solo se retrasa cuatro segundos al mes, de lo que no todos los relojes pueden presumir. Como anécdota comentar que en Nochevieja , el reloj de la Puerta del Sol, tiene truco. Todos los finales de año se manipula la maquinaria para que el ritmo de las doce campanadas sea un poco más lento, dándonos tiempo de esta manera a comernos las uvas de forma relajada. En la Nochevieja de 1996 hubo un fallo entre los técnicos, y media España terminó atragantada porque era imposible comerse las doce uvas.
A.E.C
1 comentarios:
Buen tema, me gusta, no tanto como chernobil pero me gusta, no sabia yo que era tan preciso, y lo que me deja flipado es que le atrasan en las nocheviejas,vamos, le ponen un ritmo más lento, jejejeje
^Pier^
Publicar un comentario