miércoles, 27 de julio de 2011

PEARL HARBOR.


Todavía están los norteamericanos preguntándose que pasó el 7 de Diciembre de 1941. Y es que ese día y ese año aún late en la memoria de los estadounidenses como una de las fechas mas recordadas de su reciente historia.

Y digo que todavía están preguntándose lo que pasó, porque ese día llegaron 353 aviones japoneses en un ataque sorpresa, destruyendo 18 navíos norteamericanos, incluyendo 5 acorazados. Este ataque duró aproximadamente dos horas.

Las 6 grandes bases de Oahu estaban arruinadas y casi todos sus aviones destruidos. El ataque duró 90 minutos, con un perdida de 3.435 estadounidenses, entre ellos 68 civiles, muchos de ellos alcanzados con proyectiles antiaéreos que cayeron en Honolulu, y otros 1.178 heridos. Y es que muchas de las muertes norteamericanas se debieron a la explosión y hundimiento del Arizona, un bombardero lo alcanzó convirtiéndolo en un monumento donde muchos de los que fallecieron ese día, todavía se encuentran allí. Los japoneses en cambio volvieron a sus portaviones con 55 bajas y 29 aviones destruidos. A mi entender Japón fue aplastante y a la vez traicionero. Estados Unidos no se esperaba esta ofensiva. Pero como siempre y, mira que me parece raro que EEUU no se lo esperase, o con su gran potencial militar no detectase tal ataque por parte de Japón, quiero explicar que los estadounidenses tuvieron varios errores y como siempre los errores humanos en las guerras se pagan con muchas muertes y creo que ésta se pudo evitar.

A las 6:30 de la tarde víspera del ataque, cuando la flota japonesa todavía se encontraba a 800 Km., y Honolulu disfrutaba de la última puesta de sol en tiempos de paz, el teniente coronel Jorge Bicknell, oficial del servicio secreto, llevó apresuradamente al comandante en jefe, general Walter Short, un mensaje, y es que el FBI (que son muy listos) habían interceptado una llamada telefónica de Tokio a un japonés de Honolulu. Tokio pedía información sobre aviones, reflectores, barcos, el tiempo, y sobre flores. El interlocutor de Honolulu contestó: “En la actualidad las plantas florecen menos que en cualquier otra época del año; sin embargo, los hibiscos y las flores de Pascua se han abierto ya”, impresionante. Los oficiales se quedaron perplejos al oír la llamada, ¿Por qué alguien iba a gastar dinero en una llamada a través del Pacifico para hablar de flores?, y ¿por qué utilizaron un medio de comunicación tan fácil de interceptar como el teléfono? A día de hoy el sentido de aquella llamada todavía permanece oscuro. Ante esta llamada, los oficiales al mando llegaron a una conclusión muy humana, lo que hicieron fue consultarlo con la almohada. Así que llegó la noche, una noche apacible, tranquila, serena, la flota japonesa ya estaba a 450 Km. de distancia. De repente la pequeña embarcación “Cóndor” vio aparecer un periscopio cerca de la entrada de Pearl Harbor. Por lo menos ante esto se alarmaron, y se comunicó de la noticia al destructor Ward que patrullaba esa zona, pero este estuvo dando vueltas durante una hora y no encontró nada. El error de nuevo fue no comunicar esta nueva noticia a las autoridades, pensando que todo habría sido un error del Cóndor. Lo que no sabían es que ese periscopio si existía de verdad y pertenecía a un micro-submarino japonés que se disponía a cooperar con el ataque aéreo. Y mientras se cambiaban las últimas señales entre el “Cóndor” y el “Ward”, los primeros aviones enemigos despegaban ya desde sus portaaviones, a 370 kilómetros de distancia.

A las 6:45 de la mañana (la flota japonesa estaba a 290 km), el Ward que seguía patrullando la zona, avistó frente a Pearl Harbor la torre de mando de un submarino extranjero. El Ward procedió a arrojar bombas de profundidad, y consiguió su hundimiento. Un avión de la armada también se unió al ataque y dejó caer varias bombas. Tanto el Ward como el avión enviaron radiogramas a las bases de la costa, avisando que un submarino había sido destruido en aguas prohibidas. Otro fallo humano fue preguntarse mediante varias llamadas ¿Qué significaba esto?, si el Ward había visto una boya, o peor aun si habían destruido un submarino norteamericano por equivocación, y esto es una realidad. Lo solucionaron enviando un destructor y esperaron nuevos acontecimientos. ¿Para qué?, creo que estaba bastante claro, pero el orgullo de EEUU no le dejaba ver la realidad a la que se iban a enfrentar, quién iba a pensar en un ataque, y menos en un ataque japonés.


A las 7 de la mañana, los aviones japoneses estaban a 220 Km., dos soldados americanos encargados de la estación radar de Opana descubrieron en la pantalla más puntitos de los que nunca habían visto, tantos, que pensaron que el aparato se había estropeado. Pronto descubrieron que no era así, se trataba de una enorme formación aérea que avanzaba hacia las islas. Telefonearon al centro de información donde se encontraba un joven subteniente tan impotente como un soldado raso y con un desconocimiento absoluto de la situación que tenía ante sus ojos. No supo solucionar el problema e incluso pensó que se trataba de aviones norteamericanos. Así que comunicó a los dos soldados encargados de la estación de radar que no se preocupasen. Volvemos a comprobar el orgullo, ¿como iban a atacar a EEUU?, imposible. Los soldados continuaron viendo acercarse a los aviones, sin hacer nada. A las 7,15 estaban a 148 kilómetros; a las 7,25, a 100 kilómetros. Hasta que por último, a las 7,39 horas dejaron de verlos en la pantalla, pues ya estaban demasiado cerca para que el radar los registrara.

Una hora y media antes, el general Jorge Marshall se acababa de enterar que los japoneses se disponían a romper finalmente las negociaciones diplomáticas con los Estados Unidos, y que a la una de la tarde así lo informarían a Cordell Hull, secretario de Estado. Era obvio que a la una, hora de Washington, algo iba a ocurrir, y en ese momento, serían las 7,30 a.m. en Pearl Harbor, hora ideal para un ataque aéreo de sorpresa.

El primer pensamiento del general fue dar el aviso de peligro. Rápidamente redactó un mensaje, pero no por teléfono, ya que pensaba que una llamada podría poner en peligro la seguridad de su sistema de comunicación, prefirió que el mensaje fuese enviado por radio. Pero esa mañana las condiciones meteorológicas eran malas. Como esto podría impedir la correcta recepción del mensaje, un oficial pensó optar mejor por la vía del cable comercial, resultó un desastre.


Llegó el momento en el que se vieron alzarse espesas nubes de humo negro sobre Pearl Harbour, y proyectiles antiaéreos atravesar el cielo matinal. Era demasiado tarde, el ataque había comenzado. Todavía hoy se discute el asunto, como hemos visto existieron posibilidades de sobra para evitar el ataque, oportunidades que se perdieron. Yo he llegado a pensar que Rooselvelt era consciente de este ataque y no hizo nada para detenerlo, con el fin de iniciar una guerra y demostrar su superioridad.

Y es que el objetivo del ataque, dirigido por Naguto, no era otro que neutralizar la flota enemiga por un largo periodo, y romper el embargo económico al que Japón estaba sometido desde el año anterior, con el fin de debilitar a los EEUU y pactar una paz con beneficios para los japoneses.

Al día siguiente, 8 de Diciembre, los EEUU declararon la guerra a Japón, y Alemania a EEUU el 11 del mismo mes. Así entro EEUU en el segundo conflicto bélico mundial, sellando la suerte de los nazis y del mismo Japón, quien definitivamente no visualizó lo peligroso que podía ser atacar a la gran potencia occidental, que con afán de venganza utilizó el arma mas dañina que ha existido en la historia, la bomba atómica, dejando los territorios japoneses devastados y puso fin al último y mayor enfrentamiento bélico de la historia mundial.

Como conclusión final, y si habéis leído detenidamente todo el desarrollo del conflicto, os podéis llegar a preguntar ¿por qué los norteamericanos no hicieron absolutamente nada ante tanto indicio de ataque por parte de Japón? Para mi el ataque sorpresa fue para los 4.575 soldados americanos que murieron y no fue tanto para los generales George G. Marshall y Leonar T. Gerou y los almirantes Harold R. Stark y Richmond Kelly Turner, altos rangos militares en Washington. Éstos eran los únicos autorizados para revelar ese tipo de información confidencial a mandos desplazados. Kimmel y Short, sin embargo, no recibieron el mensaje descifrado de la declaración de guerra hasta por la mañana, cuando el ataque ya había comenzado en el Pacífico.

¿Por qué permitirían Roosevelt y los más altos comandantes del Ejército el sacrificio de la Flota de los EEUU en el Pacífico y de los miles de soldados que se encontraban allí? Coincidiréis conmigo que se puede considerar perfectamente como un acto de traición. La decisión había sido tomada mucho antes de Pearl Harbor: la guerra contra las potencias del Eje era necesaria, y un ataque contra territorio americano convencería a la opinión pública.


La pregunta es clara. ¿Por qué tuvo Roosevelt la sangre fría de permitir el bombardeo de Pearl Harbor? Por toda la documentación que he leído y analizado, puedo llegar a la conclusión que los americanos tendieron una trampa a los japoneses para que éstos entrasen en una guerra que no podían ganar. Así la opinión pública de los EEUU, antibelicista, se decantaría contra el “Eje”.

Ahí queda eso.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno, como siempre, me lo esperaba pero ni remotamente pasaba por mi imaginación.
Estoy de acuerdo contigo completamente, es algo como lo del 11M, ellos saben que los van a atacar pero tienen la sangre fría de ver mas allá, de ver si los conviene que los ataquen y que movimientos pueden hacer después de ese ataque, si, Japón cayó como un crío en la trampa y luego salió su general diciendo lo de "hemos despertado al león dormido...", creo que el león estaba despierto desde hace tiempo jejeje, un abrazo
^Pier^

Anónimo dijo...

Estos americanos dandoselas siempre de todopoderosos y al final se las acaban metiendo dobladas eso y a veces los intereses que mueven a sus politicos a poner el culo de vez en cuando, que podredumbre (palabra dificil eh? jejeje) de mundo. Me encanta lo que escribes.
Anita D.L.

Anónimo dijo...

De hecho Estados unidos era conocedor del movimiento de tropas japonesas hacia sus costas con bastante anterioridad, pues como es ya sabido el estado australiano les informo del movimiento con dias de antelacion. Hay teorias que suscitan que los efectivos en la costa american fueron reducidos dias antes. TONIN.

POE dijo...

Pues si, todo lo que dices es cierto Toñin, un saludo desde España y gracias por animarte a leer mi blog.

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