martes, 4 de octubre de 2011

STALINGRADO.



Hace poco leí un libro donde documentaba afinadamente la batalla de Stalingrado. Cuando terminé de leerlo, me quedé pensando en el gran error que cometió Hitler, un personaje al que consideraba un gran estratega.
Hitler pensaba al igual que los mandos militares que sería una campaña breve que decidiría la guerra.

La batalla de Stanlingrado fue uno de los enfrentamientos más sangrientos de la historia. Se enfrentaron fuerzas alemanas y los ejércitos soviéticos en una lucha cruenta por Stalingrado, entre junio de 1942 y febrero de 1943, durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial. Con unas bajas estimadas de 3 a 4 millones la Batalla de Stalingrado es considerada como la más sangrienta en la historia de la humanidad. Los alemanes la llamaron «Rattenkrieg», «guerra de ratas».


Posiblemente las causas iniciales del enfrentamiento fueron las irreconciliables diferencias entra las ideologías de ambas naciones, además de la política y el sueño hitleriano del "espacio vital " que tanto ansiaba Hitler para que la población alemana se desarrollase sin límites.
Con estas ideas Hitler lanzó un violento ataque contra la Unión Soviética, consiguiendo un incontenible avance hasta llegar a Stalingrado en 1943. Militarmente no parecía difícil ocupar esta ciudad industrial, de importancia estratégica para el transporte fluvial por el Volga, gran nudo ferroviario y último obstáculo en el camino hacia las riquezas petrolíferas, carboníferas y de manganeso del Cáucaso. Pero al primer intento de asalto, la escasa guarnición y la población dejaron claro que iban a oponer una resistencia heroica.

Antes del inicio del avance alemán, a los 500.000 habitantes de Stalingrado se les habían unido 400.000 refugiados de otros lugares de Rusia. Durante el asedio, se empezaron a complicar las cosas, y Hitler se puso nervioso, advirtiendo a sus generales que si no aniquilaban al enemigo a orillas del Volga para seguir avanzando hasta apoderarse del petróleo de los yacimientos de Grosny, tendría que liquidar la guerra.
La orden de Stalin era "ni un paso atrás". Los comisarios políticos, al frente de los cuales estaba Nikita Kruchov, se encargaban de que se cumpliera el mandato de Stalin matando a balazos a quien abandonara una posición. En el bando alemán, donde se luchaba bajo el lema "venceremos por que tenemos que vencer", se fusilaba a quienes intentaban desertar.

Para Hitler, Stalingrado era importante porque necesitaba proteger los campos petrolíferos de Rumania, de los que dependía todo su imperio del Este. Pienso que uno de los primeros fallos que cometió Hitler en esta batalla fue reducir el abastecimiento aéreo a sus tropas. Antes del final de aquel año, las tropas alemandas atrapadas morían de desnutrición, hipotermia y enfermedades tales como el tifus, las fiebres tifoideas y la disentería.


A pesar de todo, los alemanes no estaban dispuestos a rendirse. En mi opinión, las fuerzas alemanas no eran lo suficientemente poderosas como para mantener una ofensiva en un frente que se extendía desde el mar Negro hasta el mar Báltico. El 10 de Enero de 1943 el ejército ruso atacó a los rusos en la batalla más sangrienta de toda la guerra, dejando el 99% de la ciudad de Stalingrado destruida, y de sus 500.000 habitantes, solo quedaron 1.500 después de la batalla. Las bajas militares fueron elevadas en ambos bandos. Murieron 500.000 soldados soviéticos, además de 150.000 alemanes y rumanos. Pero la cifra de muertos no se detuvo tras el final de la batalla, porque de los 91.000 alemanes hechos prisioneros, más de 50.000 murieron de hambre y de frío a lo largo del mes siguiente. El VI Ejército de Hitler había sido prácticamente aniquilado. En palabras del general Siegfried Westphal: «Jamás un ejército tan grande tuvo un final tan aterrador en toda la historia de Alemania».
El último radiomensaje recibido del VI Ejército fue el parte del tiempo del 2 de Febrero de 1943:

"Temperatura 31 grados bajo cero STOP Stalingrado cubierta por la niebla STOP la estación meteorológica se despide STOP Saludos a la patria STOP".


El VI ejercito alemán participó tanto en la primera como en la segunda guerra mundial, dentro de ejército imperial. Este ejército es conocido por haber sido rodeado y destruido en la batalla de Stalingrado por el ejército rojo.

Siempre se ha dicho que el gran vencedor de los alemanes fue el Invierno. El número de congelamientos superaba al de heridos. Pero además, fueron letales el mariscal Barro, que inutilizaba a los vehículos, las infecciones -singularmente la hepatitis y la disentería-, y el hambre. Es decir, los cuatro jinetes del Apocalipsis. Todo ello desmoralizó a los alemanes y muchos de ellos se auto infligían heridas para ser evacuados o se suicidaban.

El final fue patético. Ya no morían como héroes de la “superior raza germánica” , sino desesperados y hambrientos o acribillados por las balas, aplastados por los tanques o despedazados por la artillería o los cohetes Katiuska, conocidos como "Órganos de Stalin". Desde que empezó la última ofensiva rusa, el 10 de enero, ya no se luchaba, solo se moría.

Esta catástrofe dejó huella en la moral de las tropas del ejército alemán, y aumentaron de manera espectacular el número de casos de deserción y la desobediencia al mando. Los soldados alemanes empezaron a temer los ataques por los flancos y el acorralamiento de las tropas. Por primera vez en la mente de la población de Alemania surgieron signos de la derrota inminente, empañando la propaganda nazi y evaporada la confianza en la invencibilidad del ejército alemán. Por último, la economía de guerra de la Alemania nazi entró en crisis, y para disminuir su impacto se adoptó todo un sistema de medidas de emergencia en las esferas de la economía y la política, conocido como “movilización total”.

La derrota de las fuerzas nazis en Stalingrado asestó un duro golpe a la posición internacional del bloque fascista. En vísperas de la guerra, Alemania tenía relaciones diplomáticas con 40 estados. Después de la Batalla de Stalingrado, sólo quedaban 22 y de ellos más de la mitad representaban los satélites de Alemania; 10 estados declararon la guerra a Alemania, 6 a Italia, y 4 a Japón. En marzo de 1943, el gobierno japonés finalmente se negó a entrar en la guerra contra la Unión Soviética al lado de Alemania. En este sentido, comenzaron a tomar distancia de Alemania, Turquía, que mantenía 25 divisiones en la frontera sur de la URSS, y España que había enviado al frente soviético – alemán la "División Azul".

Como conclusión de todo lo mencionado anteriormente, en ningún otro lugar del mundo, en la historia de la guerra, hubiera podido ser tan cierto como en Stanlingrado el dicho de que “una retirada a tiempo es una victoria”. Pero es que Stalingrado llegó a convertirse en un símbolo, en una cuestión moral para el Ejército Rojo y de prestigio para el Tercer Reich.

Y es que la situación de aquel crudo invierno de la guerra en la URSS, se había tornado insoportable para las Fuerzas Armadas del Reich. Una vez fue cercado el VI Ejército por un enemigo superior en número, que luchaba en su territorio, era insostenible mantener la ocupación en la cuenca del Volga, donde los soldados almenajes luchaban ya en retirada sin haber conseguido su objetivo, las zonas petrolíferas.

Hitler, que en la Primera Guerra Mundial sólo había conseguido ser cabo, fue el estratega al que se sometieron los grandes militares de Alemania en la Segunda Guerra Mundial. Toda la campaña de Rusia está marcada por el fanatismo, inspirado en la creencia de la superioridad de la raza germana y en el Drangnach Osten, el expansionismo hacia el Este. Cuando Hitler ordenó en agosto de 1.942 la ofensiva hacia Stalingrado, ya había perdido en los fracasados intentos de ocupar Moscú y Leningrado un total de 1.300.000 soldados, o lo que es lo mismo, más de una tercera parte de las tropas asignadas a la Operación Barbarroja.



Cuando en mayo de 1.945 los soviéticos descendieron de la Puerta de Brandenburgo la bandera nazi e izaron la de la hoz y el martillo, la guerra en el frente del Este había costado la vida a seis millones de alemanes y a 20 millones de soviéticos.


A.E.C.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Cuidadito con la que lío el tipo este, siempre he oído que perdieron esta guerra por el invierno, por las bajas temperaturas, ahora me doy cuenta de que llevaba razón, jejeje, buen tema, un saludo
^Pier^

Anónimo dijo...

Efectivamente: peste, guerra, hambre y muerte, los 4 jinetes del Apocalipsis, se dieron cita en esta batalla y cómo no en cualquier guerra. Increíble batalla en la que morir no valía nada; nada para que el mandaba las tropas desde la lejanía. Y es que creer la superioridad de una raza conlleva a hacer locuras como esta. 650.000 muertos. 20 millones de rusos en la 2ª guerra mundial. ¿En qué pensaban? No pensaban. Sin mencionar el Holocausto (siguiente historia que leeré).
Gracias Poe por tus historias.
Espe.

POE dijo...

Gracias por tu comentario Espe, yo siempre he pensado que el objetivo final de Hitler era convertir a Alemania en una gran potencia europea. Quería crear un Imperio Romano, imitando el saludo "Ave Cesar"

Por el contrario acabo suicidándose, porque su orgullo le impedía huir.

Unknown dijo...

No hay casualidades en una guerra, el dominio de Stalingarado era fundamental por eso la lucha fue encarnizada, por el norte los alemanes no podían avanzar más, la parte débil de la URSS estaba al sur. No pudieron, perdieron.

Unknown dijo...

No hay casualidades en una guerra, el dominio de Stalingarado era fundamental por eso la lucha fue encarnizada, por el norte los alemanes no podían avanzar más, la parte débil de la URSS estaba al sur. No pudieron, perdieron.

Publicar un comentario